Nos encontramos viviendo un extraordinario cambio global en el mundo.
Un aumento en 1 y 2 grados centígrados en la temperatura, el derretimiento del
hielo polar, la deforestación de los bosques, la erosión del suelo, la
desaparición de especies, entre otros. Aunque este cambio es inevitable,
nuestra respuesta como diseñadores depende de las decisiones que tomemos.
Según
estadísticas, el sector de la construcción es responsable del 50 % de los
recursos naturales empleados, los edificios consumen la mitad de la energía que
los seres humanos utilizan.
Por esta razón, la arquitectura sustentable nos invita a innovar con
proyectos modernos y amigables que minimicen el impacto ambiental con
materiales nobles como el bambú que por sus múltiples beneficios aporta
positivamente en cualquier tipo de construcción y decoración porque es natural,
renovable, versátil y no contamina.
Con 12 años de experiencia en el ámbito de construcciones amigables,
hemos plasmado proyectos habitacionales, turísticos y religiosos seleccionando
responsablemente en cada uno materiales no contaminantes e implantando
prácticas ecoeficientes como: el uso de diferentes especies de bambú, ahorro
energético, sistema de captación de agua lluvia, cubiertas verdes, etc.
Todo esto porque la arquitectura cambió, construir con bambú agrega
valor, es edificar pensando en el medioambiente.
En este artículo muestro la “Hacienda Manantiales del Rocío”, ubicada
en Montecristi, de propiedad de don Carlos González-Artigas. Es una propuesta
ecoturística que invita a los visitantes a interactuar con la naturaleza, la
agricultura y la ganadería, observando y participando de diferentes actividades
campestres.
El concepto arquitectónico se basó en la generación de edificaciones
amigables con el medioambiente, a través de aspectos como el diseño urbanístico
orgánico, el uso de materiales naturales y la eficiencia energética que se
conecta directamente con la hacienda.
Predominan tres especies de bambú en paredes, cubierta, pasamanos y
muebles. Además, se incorporaron maderas como el pambil y la teca, árboles que
son reforestados constantemente por el cliente. La clave
como arquitectos, es cambiar nuestra forma de ver el mundo, trabajando con conciencia
global, innovando para desarrollar proyectos amigables; mientras que el reto del
cliente, es abrir su mente para creer en las bondades de la arquitectura
sustentable y dejarse sorprender.
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